La noticia de los últimos días en Panamá ha generado gran controversia en el ámbito deportivo. La Justicia panameña ha ordenado el arresto de tres jugadores de fútbol, dos de Primera División y uno del ascenso, por su presunta participación en una red de amaños deportivos vinculados a apuestas. Esta investigación ha sido el resultado de una denuncia presentada en julio del año pasado por la Federación Panameña de Fútbol (FPF), lo que ha puesto de relieve la problemática de la manipulación de resultados en el fútbol panameño.
Entre los arrestados se encuentra Óscar McFarlane, un exarquero internacional panameño, quien ha sido detenido de manera provisional. A diferencia de McFarlane, los otros dos jugadores, Rolando Gums, delantero del Sporting San Miguelito, y Lilio Mena, centrocampista del Club Deportivo Universitario, fueron liberados tras varias horas de detención, aunque la investigación en su contra sigue activa. Es importante mencionar que McFarlane continúa en prisión debido a sus antecedentes judiciales. Entre 2011 y 2012, estuvo encarcelado por una acusación de homicidio, aunque fue absuelto de ese cargo posteriormente.
El caso está actualmente bajo la jurisdicción de la Fiscalía contra la Delincuencia Organizada de Panamá, que acusa a los futbolistas de un delito contra el orden económico. Según las investigaciones, los jugadores supuestamente habrían participado en la manipulación de resultados de partidos, colaborando con casas de apuestas para alterar los desenlaces a su favor. Esto, según el fiscal jefe, Javier Caraballo, habría permitido a los apostadores obtener ganancias significativas en detrimento de la integridad deportiva.
Las autoridades han señalado que, aunque no hay evidencia que involucre directamente a los clubes, las personas implicadas han sido suspendidas temporalmente de cualquier actividad relacionada con el fútbol federado en Panamá. Emeldo Márquez, fiscal especializado en crimen organizado, subrayó que “no son los equipos, como instituciones, los que estaban cometiendo la conducta”, dejando claro que se trata de acciones individuales de ciertos jugadores. Este mensaje busca proteger la imagen de los clubes mientras se continúa con la investigación.
Además de la posibilidad de enfrentar sanciones penales, como multas que oscilan entre 2.500 y 4.500 dólares, que serán destinadas a la Liga Panameña de Fútbol, los futbolistas implicados podrían enfrentar penas de prisión de entre dos a cuatro años, dependiendo del avance de las investigaciones y los cargos formales que se presenten. La gravedad del asunto ha sido destacada por Manuel Arias, presidente de la FPF, quien afirmó que estas detenciones podrían ser “la punta del iceberg”, sugiriendo que la red de amaños podría ser más amplia de lo que inicialmente se creía.
Este no es un hecho aislado en el mundo del fútbol panameño. Gary Stempel, exentrenador de la selección nacional de Panamá y actual técnico del San Francisco FC, también ha alzado la voz, denunciando la existencia de una red de fraude en las apuestas deportivas dentro de la liga local. La preocupación por los amaños no se limita a Panamá; otros países de Latinoamérica, como Bolivia y Perú, han enfrentado problemas similares. A medida que la investigación continúa, se espera que el fútbol panameño tome medidas más rigurosas para combatir estos actos y promueva campañas de concientización para proteger la integridad del deporte.
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